Si has sentido dolor constante en el cuello, acompañado de rígidez, así como hormigueo o debilidad en las extremidades, entumecimiento y otros síntomas, es probable que sufras un pinzamiento cervical.


El dolor de cuello podría parecer un problema pasajero después de una noche de mal sueño e incomodidad, pero ojo, ya que podría ser una señal de que se trata de algo más profundo y es necesario prestarle atención.


Un pinzamiento ocurre cuando se ejerce demasiada presión sobre un nervio, por parte tejidos, huesos, cartílagos, músculos o tendones.


Existen dos tipos de pinzamiento cervical;


• Discal: También denominada radicular, que  consiste en la presión ejercida sobre la raíz del nervio espinal, provocando dolor. Dicho dolor puede ser local y puede extenderse al brazo, del lado de la hernia, acompañado del adormecimiento de la extremidad.


• Óseo: También conocido como medular, es causado mayormente por lesiones externas a la columna. En este tipo, al salir de los discos de la columna a los brazos o a las piernas, las hernias comprimen los nervios.


El pinzamiento cervical puede provocar dolor severo de brazos y piernas, dificultad para la movilización del cuello, trastornos de tipo neurológico y la disminución de la fuerza muscular de los brazos, las manos, las piernas y alteraciones de tipo muscular.


Puede darse por adoptar malas posturas, por la realización de trabajos pesados, por traumatismos previos a causa de golpes o accidentes, artrosis o por una de sus causas más comunes, el estrés. También podría darse por dormir mal, como el caso de pacientes que utilizan dos o tres almohadas, causando tensión en los músculos.


Una opción para abordar este tipo de problema sería priorizar la relajación muscular y mejorando la movilidad cervical.


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